Cada uno ha de averiguar constantemente si avanza a estados más felices o no. Si es así, uno se encuentra en el camino correcto. Osho.
5 de febrero de 2017. Dejamos atrás el mes de enero. Mes de los propósitos, de los comienzos, de los finales. En clase hemos trabajado la toma de conciencia de nuestra Salud, con mayúsculas, desde un enfoque biopsicosocial, no solo desde la ausencia de enfermedad. Hemos revisado nuestras conductas de riesgo, aquellas que nos alejan de este estado de bienestar: tabaco, mala alimentación, alcohol, sedentarismo, estrés, aislamiento social, desequilibrio emocional… Nos hemos planteado preguntas como: ¿Quiero cambiarlas? ¿Sé lo que tengo que hacer para cambiarlas? Porque la teoría parecemos saberla, pero ¿por qué nos cuesta tanto llevarla a la práctica de manera duradera?
Mucha de la culpa parece que se la atribuimos a la fuerza de voluntad. Encasillamos a las personas en las que tienen o las que no tienen y normalmente todo resulta más fácil si estás en el primer grupo, teniendo la excusa perfecta para no cumplir con los objetivos marcados si te encuentras en el segundo. ¿Vas a pedir en tu próxima analítica, junto al colesterol o glucosa, el índice de fuerza de voluntad para saber en qué grupo te encuentras? ¿O prefieres pensar, como Nietzsche, que quien tiene un porqué encontrará un cómo? ¿Que el secreto viene por encontrar la motivación, escalar los objetivos, organizarse, valorar las consecuencias y trabajar para ubicarse en el estado de ánimo adecuado?
La tendencia a procastinar, a postegar, a dejar para mañana, parece estar presente también a la hora de no cumplir nuestros eternos propósitos, esos que no tienen fecha de entrega: ver más a tu familia, hacer ejercicio, dejar el tabaco, comer mejor, aprender un idioma, ese proyecto de tus sueños… Tim Urban cuenta con mucha gracia en esta charla TED cómo actúa la mente de un procastinador profesional:
La vida es muy corta y hay mucho que aprender; aquellas personas que no dejan de postergar, nunca dejan de perderse cosas. La postergación se convierte en un hábito. Y lo que llega siempre es el hoy, el mañana jamás llega. De modo que podéis seguir postergando hasta el infinito. (Osho, meditación 42 de su libro 365 Meditaciones para el Aquí y Ahora).
El mindfulness o atención plena nos ayuda a tomar conciencia de estas conductas, de las emociones asociadas, de los pensamientos que hay detrás, de las excusas. Nos permite separarnos de ese ego que nos juzga, nos distrae, nos etiqueta como capaz o incapaz y en última instancia nos limita. Su práctica continuada nos ayuda:
- A dejar de identificarnos con la voz de nuestra cabeza
- A darnos cuenta de que nuestras insatisfacciones, victimismos, adicciones, malestares, en resumen, nuestros síntomas, vienen a hablarnos, a mostrarnos el camino hacia nuestra Vida mejor.
- A tomar las riendas para conquistar nuestro bienestar, nuestra felicidad.
¿Te parece que es difícil o que no tienes tiempo? Puedes empezar dedicándole un minuto:
Para saber más:
¿Cuestión de voluntad? Patricia Ramírez
Mindfulness mantiene a la gente alejada del hospital. John Kabat-Zinn.