La felicidad no llega como un envío por correspondencia. La felicidad no cae del cielo. La felicidad es algo que generamos con plena conciencia. Thich Nhat Hanh.
Leer para mí es uno de los placeres de la vida. Reconozco que tomar un libro y desaparecer en él ha sido una práctica habitual desde que aprendí a juntar las letras… demasiado habitual si me apuras. Los libros me han acompañado siempre, en múltiples géneros, formatos o temáticas, pero si miro hacia atrás veo que han ido llegando a mi vida en el orden preciso… cómo todo lo demás. Cuando me piden consejo sobre qué leer me doy cuenta que no es fácil darlo… El mismo libro puede ser muy inspirador en un momento dado o para alguien concreto o una tortura en otro momento o para otra persona.
Pero estas navidades me he juntado con dos libros que han sido una verdadera gozada y que creo que son de los que se pueden recomendar con seguridad, ha sido una delicia leerlos, dejar que resuenen sus palabras como la certeza profunda que ya son.
El primero, “La alegría de vivir” de Yongey Mingyur Rinpoché me ha llegado de la mano de la Dra. Sagrario Castro, compañera del Grupo Prema y es un tratado sobre la felicidad que entrelaza la perspectiva budista con los descubrimientos científicos, mostrándonos lo mejor de ambos enfoques y sobre todo que no solo no están lejos, sino que van en la misma dirección. Por ambas partes se va sabiendo que la meditación es un maravilloso aliado para trascender el sufrimiento en el que los humanos tendemos a instalarnos cuando la inconsciencia reina en nuestras vidas.
Resumiendo mucho, aquí van algunas claves del libro que aunque la mayoría las sabemos porque forman parte de nuestra sabiduría interior, conviene que las tengamos presente cuando el malestar aceche:
- No somos nuestra mente: nuestros pensamientos, -fruto de nuestras creencias, de nuestro cableado neuronal -, aparecen y desaparecen causándonos desasosiego cuando nos fusionamos con ellos. Nuestro cerebro no es nuestra mente, pero se cree todo lo que esta dice y ello puede causarnos malestar.
- A medida que las sociedades se enfocan en el exterior, en el logro tecnológico y material, aumenta significativamente el dolor, la ansiedad, la soledad y la desesperación. La abundancia de distractores externos nos lleva a la pérdida de la conexión con la vida interior y a la insatisfacción perpetua.
- Nuestro apego enfermizo a lo agradable y la huida compulsiva de lo desagradable son las mayores fuentes de sufrimiento humano y nos hacen olvidar que todo es impermanente y que por tanto pretender aferrarnos o evitar algo, son misiones imposibles. Deseo voraz, aversión, estrés, ansiedad, miedo… fabricaciones mentales que podemos transcender entrenando la atención a través de la meditación.
- Puedes meditar en quietud, en movimiento, con objeto de atención o sin él, mucho tiempo o muchos pocos… cada uno podremos adaptar la práctica a nuestra forma de ser y de vida. Ideas de objetos de atención: la respiración, un mantra, las sensaciones corporales, los sonidos, olores o sabores, las distracciones, el dolor o el malestar, las emociones, los pensamientos o cualquier forma de tu vida cotidiana como un semáforo, los platos que estás fregando o la pantalla de tu ordenador.
- Con la práctica, podemos percibir que somos algo mucho más allá de lo que nuestras mentes perciben…
Al mismo tiempo que llegaba este libro a mi vida, aparecía otro de la mano de mi compi de yoga y amiga Mentxu Castresana, cuyo título puede tener cierto parecido: “El arte de vivir” de Thich Nhat Hanh.
Y el arte de vivir que nos traslada el maestro Thich Nhat Hanh no es otro que vivir en el presente, descubriendo quienes somos realmente para salir de la espiral de sufrimiento, amar y ser verdaderamente felices como anhelo profundo del ser humano. Algunas claves:
- Inter-somos: contenemos tierra, agua, aire, sol, espacio… contenemos a nuestros antepasados, al alimento que ingerimos, a nuestra educación y nuestra cultura. Contenemos billones de células no humanas además de las humanas, todo el planeta es una célula gigante, hecha de partes que trabajan en simbiosis. La separación en la que nos instalamos los humanos no es más que una ilusión.
- Por otra parte, generamos continuidad a través de nuestros descendientes pero también a través de la influencia que procuran nuestros pensamientos, palabras, acciones…en los demás. Algún día abandonaremos el cuerpo físico, pero dejaremos nuestra huella en nuestro legado: ¿Legado de comprensión, compasión, altruismo, alegría, amor, reconcialiación…? ¿O quizás no? Ahora es un buen momento para ver qué legado estamos construyendo…
- Y en realidad ya somos lo que queremos llegar a ser. A veces nos ansiamos en la búsqueda, nos esforzamos y hacemos malabarismos, pero la clave está más en el no hacer, en la quietud, en el silencio interior, en parar… que aunque parezca fácil requiere entrenamiento.
- Y de nuevo el arte de la felicidad es el arte de vivir el ahora, que depende de nuestra capacidad de cultivar el amor para nosotros mismos y para los demás, y es un hábito que se trabaja con conciencia y visión profunda.
El mensaje de fondo de ambos maestros es el mismo que el que tantos otros nos han enviado a lo largo de la historia de la humanidad, dejar de creernos seres separados de la naturaleza, dejar de creernos más o menos que el resto, darnos cuenta de lo que hay detrás de todo el bullicio mental para simplemente ser lo que ya somos, vivirnos desde la conciencia y el amor profundo a todo, maravillarnos de todo lo que la vida nos da cada día, cada momento, saboreándolo, disfrutándolo, sintiéndolo… y dejándolo ir para acoger lo próximo. Elegir la paz y la libertad de la atención y la presencia que somos. Aquí y ahora.
Nhat Hanh, T., (2018) El arte de vivir. Elige la paz y la libertad. Aquí y ahora. Madrid: Urano.
Mingyur Rinpoché, Y., (2012) La alegría de vivir. El secreto y la ciencia de la felicidad. Barcelona: Rigden-Institut Gestalt