Misteriosamente hoy todo está en calma. Misteriosamente hoy nada me falta. Pau Donés
Ser
Ser con mayúsculas. No un “yo soy” pequeño, del tipo: yo soy un nombre, una profesión, un rol determinado… que no deja de ser pasajero y con carencias.
Desde ese ser pequeño siempre nos parece que podemos ser más: más ricos, más eruditos, más exitosos, más “mejores”.
En el Ser con mayúsculas estamos completos.
La alegría de ser ha sido el título del foro de espiritualidad celebrado este fin de semana en Logroño. Más de 1.100 almitas en el Riojaforum vibrando juntas.
Desde pequeñitos hemos oído frases del tipo “estudia para ser alguien”, lo que implicaba que existía la opción de “no ser” y crecimos con la creencia errónea de que solo si hacíamos las cosas “bien” “seríamos” algo.
Fuimos generando un fondo de armario repleto de personajes que íbamos utilizando en los distintos escenarios de la vida para hacer lo “correcto” y así ser “alguien”. Y “correcto” será diferente en cada casa…
El proceso fue necesario, aunque tuvo como moneda de cambio la desconexión de ese Ser con mayúsculas, de nuestra identidad profunda más allá del personaje o ego.
Ana de las Heras comienza el foro con buenas noticias:
“La alegría está, solo tiene que ser revelada”.
Porque reconectar con lo que Somos es sinónimo de alegría. Y alegría no como emoción efímera. Alegría como plenitud, gozo, unión… puede ser difícil encontrar las palabras que la definan.
Miguel Ibáñez nos invita a estar siendo con todo lo que es.
A darnos cuenta de que todo fluye, todo cambia instante a instante, incluido yo.
A dejar a un lado los relatos mentales construidos que nos separan de esa alegría profunda y duradera.
La meditación nos puede ayudar, porque en realidad siempre estoy en alegría, solo que no me entero cuando estoy en el relato, en el culebrón mental.
Enrique Martínez Lozano nos lo explica magistralmente – como siempre -. Levantar o no la persiana no implica que amanezca o no, solo implica que ese día veremos o no la luz del sol. De igual modo, meditar nos ayuda a conectar con lo que somos, porque está ahí, como el sol, aunque no nos acordemos o no nos lo creamos o huyamos de estos temas como de la peste. Da igual, seguirá estando, seguiremos siendo.
Cuando Somos, habrá alegría, no modo euforia o carcajada, sino modo estado de conciencia, es decir, independiente de lo que ocurra fuera.
Podemos ignorarla, olvidarla, podemos no experimentarla, sin embargo seguirá ahí, a salvo porque nada puede afectarla.
Entonces ¿porqué nos desconectamos tan fácil?
Vivir no es sencillo…, a veces nuestras necesidades básicas no están cubiertas, la economía se complica, nuestra salud se resiente, vivimos pérdidas, los problemas se apoderan de nosotros y nos vamos alejando… pudimos tener una infancia dolorosa, sufrir abandono, invisibilidad, rechazo, indignidad… reforzadores de lejanía con nosotros mismos.
Lo que es bastante sencillo es ver la vida como una carga, un lastre del que hay que liberarse, o una amenaza de la que hay que defenderse, bloqueando la Alegría.
Más buenas noticias: es posible movernos de ahí. ¿Cómo?
- Conociendo mis obstáculos. ¿Qué me dificulta esta Alegría con mayúsculas?
- Con calidad en mis relaciones
- Con amor a uno mismo
- Aceptándonos y aceptando lo que ocurre: que puede no ser fácil cuando no te has sentido aceptado. Encontrando una persona que nos acepte sin juicio.
- Con gratitud incondicional: un paso más de la aceptación y francamente difícil cuando estamos en el ego. ¿Dar gracias por lo que ocurre? Qué me estás contando…
- Entrenando la capacidad de observar la mente, que no se convierta en dueña.
- Conectando con lo que somos
Y quizás no podamos hacerlo solos y necesitemos buscar acompañamiento. Pues adelante, otro gesto de sabiduría hacerlo.
Con Joan Garriga la aceptación toma otro nombre: asentimiento. Decir sí a la vida puede no ser fácil, lo que no quiere decir que no sea necesario. Su invitación es a:
- Integrar aquello que la vida quiso, aunque sea distinto de lo que queríamos, a pesar de que el ego sea experto en oponerse a lo que es.
- Aprender a observar esas voces que dicen continuamente lo que debería estar o no ocurriendo cuando la vida no nos complace, para dejar de darles poder.
- Vivir en el «vivir la vida» en lugar de en «pensar la vida», silenciando los relatos mentales que nos condicionan.
- Conectar profundamente con los padres y lo que nos ocurrió con ellos.
- Ejercer nuestro papel en el sistema, no hacer de padres de nuestros padres o de nuestras parejas, ni hacer de hijos de nuestros hijos. Incluir a todos e incluirnos en el orden familiar correcto.
- Equilibrar nuestro dar y recibir.
¿Y alegría de ser en el trabajo?
Con Koldo Saratxaga salimos del paradigma de los “recursos humanos” para ir hacia el paradigma de las personas. Porque las organizaciones también necesitan personas conectadas, que amen su trabajo, se impliquen como proyecto común y den lo mejor de sí mismas.
No compramos los dones y talentos en el colegio o en la universidad, los traemos de serie, sin embargo, es importante descubrirlos y ponerlos al servicio, y que mejor lugar que el trabajo para hacerlo.
Desgraciadamente, la insatisfacción laboral es inmensa. No hay comunicación real, la confianza escasea, del entusiasmo ni hablamos… la alegría puede brillar por su ausencia en estos entornos.
Matilde de Torres plantea una interesante pregunta:
Si la alegría es inherente al ser y está disponible… ¿porqué vivimos entonces en el «valle de lágrimas»?
Por una creencia profunda: la alegría o felicidad auténtica está en otro sitio y algo me falta.
En esa creencia de carencia las necesidades básicas cada vez son más, ya no son tan básicas…
Y llega un momento que lo tengo “todo” y me digo: “pues no soy feliz”. Y ya no tengo a nadie o a nada a quién echar la culpa de que no lo sea.
Este mundo loco que hemos creado es consecuencia de pensar que nos falta algo de fuera y querer conseguirlo: luchas, guerras, discusiones… todos intentando cubrir carencias, y todos en el bando de los «buenos», claro.
La transformación viene a través del contacto con la propia profundidad. Y el silenciar la mente nos ayuda a volver a casa.
Y bueno… podría seguir mucho más…
Estas son solo algunas de las muchas ideas recogidas este fin de semana gozoso.
Como frase final una de Enrique:
«La vida sabe»
Si eres de los valientes que has llegado hasta aquí es porque ya estás en el camino hacia dentro, hacia el Ser con mayúsculas.
Enhorabuena
De regalo final un poema de Thich Nhat Hanh que se leyó como aperitivo el sábado:
Este cuerpo no soy yo.
Yo no estoy limitado por este cuerpo.
Yo soy la vida sin límites.
Nunca he nacido, y nunca he muerto.
Mira el mar y el cielo lleno de estrellas,
manifestaciones de mi maravillosa mente verdadera.
Desde antes del tiempo, he sido libre.
El nacimiento y la muerte son sólo puertas por donde pasamos,
umbrales sagrados de nuestro camino.
El nacimiento y la muerte son sólo un juego,
el de las escondidillas.
Así que ríe conmigo,
agarra mi mano
y digamos adiós,
despidámonos,
volveremos a vernos muy pronto.
Nos conocimos hoy.
Nos reuniremos de nuevo mañana.
Nos encontraremos en el origen de cada momento.
Nos encontraremos el uno al otro en todas las formas de vida.
Y la canción de Pau Donés: Misteriosamente hoy. Cuya letra va a tener un buen punto de Alegría de Ser 🙂