El arte de comer atentamente

Imágenes: Toya Pérez

«Comer es una necesidad, pero comer inteligentemente es un arte” Francois de La Rochefoucauld

Dentro de las iniciativas para potenciar el bienestar de los empleados, el pasado miércoles 22, asistimos a una charla sobre nutrición impartida por la doctora y nutricionista Magda Carlas. Nos vino bien que nos recordara que nuestra dieta debe:

  • Ser  equilibrada, realista, adaptada a nuestra edad, gustos, circunstancias y ritmo de vida
  • Incluir alimentos frescos, fruta y verdura variada cada día, aceite de oliva, sin olvidarnos de beber mucha agua
  • Cocinarse preferentemente al vapor, horno o plancha
  • Limitar el consumo de grasas saturadas, sal, azúcar y alcohol
  • Acompañarse de ejercicio físico  diario

Ya nos suena, sí…  Pero, ¿por qué, si la teoría nos la sabemos, cometemos tantos errores a la hora de alimentarnos? Como factores condicionantes, mencionó la falta de tiempo, el comer fuera de casa, la economía, la costumbre o hábitos adquiridos en nuestras familias y otros factores psicológicos como el estrés, la depresión, la ansiedad, problemas familiares, admitiendo la importancia del equilibrio emocional en nuestra dieta.

En los talleres de mindfulness también prestamos mucha atención a la alimentación.  Sobre todo al cómo comemos: ¿Con prisas? ¿Con el móvil o la televisión? ¿Ponemos consciencia en lo que comemos o estamos en nuestra cháchara mental? ¿Estamos en el aroma, sabor, textura…? ¿O más bien engullimos sin darnos casi cuenta?¿Cómo nos relacionamos con la comida?

Las prácticas de atención plena en la alimentación nos invitan a tomar conciencia de todas estas cuestiones, con el fin de mejorar nuestra relación con la comida y conseguir que sea  equilibrada, respetuosa, saludable y gozosa.  Para ello tendremos también que evaluar qué emociones están implicadas en nuestra forma de comer. Hay ¿ansiedad? ¿culpa? ¿miedo? ¿enfado? ¿tristeza?… ¿es sustituto de algo? ¿es flexible, abierta a lo nuevo o rígida?  Nuestra manera de alimentarnos puede darnos mucha información sobre nuestros conflictos, carencias, miedos, deseos… ¿Qué vacíos queremos llenar con la comida? ¿Qué pensamientos nos invaden?

Nuestros cerebros se desarrollaron para sobrevivir a la escasez, nos atraen las comidas altas en grasa y azúcar por defecto, los circuitos del placer son fáciles de activar, así que si nuestro modo de vida es el piloto automático, la inconsciencia,  reaccionaremos más que responderemos, nos dejaremos llevar y no seremos dueños de nuestras elecciones, en este caso gastronómicas.

¿Cómo me relaciono con mi hambre mental, mi hambre emocional, mi hambre física? ¿Sé diferenciarlas? ¿Sé saciarlas? ¿De qué tengo hambre realmente?

Comer atentos puede crear una relación nueva con la comida. Cuando comemos con atención plena usamos todos nuestros sentidos, deliberadamente, para estar presentes en lo que nos llevamos a la boca, masticando, saboreando,  percibiendo sabores, olores, texturas, colores… para disfrutar comiendo a la vez que nos nutrimos.

Y además:

  • Nos da poder, nos reconecta con nuestra sabiduría interna para reconocer el hambre y la saciedad,  liberándonos de patrones reactivos habituales
  • Nos invita a realizar elecciones que apoyen la salud y el bienestar, en lugar de dejarnos llevar por hábitos inconscientes
  • Nos ayuda a ser compasivos con nosotros mismos, a huir de patrones perfeccionistas y controladores que nos hacen sufrir, abriendo espacio a ser flexibles y pacientes.
  • Nos hace conscientes de la interconexión de la tierra, los seres vivos y las prácticas culturales, así como del impacto que nuestras elecciones tienen en estos sistemas, animándonos a hacer un uso más consciente de los recursos, evitando la sobrealimentación, puesto que comer con atención plena conduce a más satisfacción con menos comida y mayor sentimiento de bienestar.

Para saber más: The center for minful eating

 

 

¿Dónde te apetece poner el foco hoy?

Imágenes: Toya Pérez

¡Qué bien estamos! Araceli Elorrieta

Durante los días 1 y 2 de marzo, en la sede de la UNED de Vitoria, el Dr. Juan Carlos Pérez González nos brindó la oportunidad de viajar a la emoción desde la ciencia y de comprobar, una vez más, la importancia de la inteligencia emocional en nuestra felicidad.  Cuando mejora, lo hace también nuestra salud psicológica, el bienestar, la calidad de vida, así como la salud física -hay estudios que demuestran que se reduce el cortisol y el azúcar en sangre-.  La inteligencia emocional influye en nuestro desarrollo personal, profesional y académico.

La relajación, la meditación son estrategias de regulación emocional que aumentan la capacidad de enfocar la atención y de modular la respuesta ante los estímulos.  Estamos programados para prestar atención a lo negativo para sobrevivir. Lo positivo no suele ser peligroso, por lo que nos cuesta más  dirigir nuestra mirada a todo lo bueno que nos rodea, y de ahí que sea preciso entrenar para no dejarnos llevar por estos instintos primarios de supervivencia. Tener una madre como la mía que cada poco dice “¡Qué bien estamos!” resulta de maravillosa ayuda (¡Gracias!), lo que no evita que siga practicando porque, evidentemente, no siempre es fácil llevarlo a cabo. Como decía un compañero de trabajo esta mañana, podemos usar el dolor como una piedra en el camino, o como una zona para acampar (Alan Cohen). En la vida no todo van a ser rosas, pero cuánto tiempo nos enfoquemos en la piedra o cuánto en la flor sí será nuestra elección.

Entrenar la atención nos ayuda a desconectar el piloto automático, a estar presentes, a despertar a una nueva forma de vivir. Su práctica, además de la reducción del estrés  y de la ansiedad, de mejorar la regulación emocional y el autoconocimiento, produce cambios en nuestro cerebro, incrementando la capacidad de concentración, de percibir esos pequeños detalles que pueden ser la diferencia entre bienestar y malestar, de decidir donde ponemos «el foco».

Además de disfrutar con este curso de la UNED, tuve la oportunidad de compartir pupitre con Leticia Garcés Larrea, increíble profesional de la educación emocional, y de darme cuenta -de nuevo- de cómo la vida te va poniendo delante las personas adecuadas en cada momento. Visita su web aquí.

La pregunta que podemos hacernos hoy sería: ¿dónde queremos poner el foco? ¿En lo bueno que la vida nos ofrece, en las oportunidades, en el crecimiento y la evolución? ¿O preferimos seguir dejándonos llevar por el modo defecto programado para el peligro, los problemas y el miedo?

Entrenar la atención nos permite dejar de estar desconectados:

  • Del presente, de nuestras sensaciones, percepciones, impulsos, emociones, pensamientos, de lo que decimos, de nuestros cuerpos, de nuestra intuición.
  • De nuestros sentidos,  de los sonidos que nos transmite el aire, de la belleza de las flores , de la naturaleza, del olor de la tierra mojada…
  • De la vida, del mundo externo, del efecto que provocamos en los demás, de lo que les preocupa o interesa, de lo que dicen detrás de sus palabras.
  • De todo lo positivo que tenemos, de todos los pequeños y maravillosos detalles que cada día asoman y no somos capaces de ver porque estamos distraídos con nuestras preocupaciones mentales, obsesionados con el pasado o el futuro…

Como guinda del pastel, el 7 de marzo Enrique Martínez Lozano volvió a engancharnos en Adurza con su manera de explicar lo inexplicable, con su forma de despertarnos de la hipnosis en que vivimos cuando nos identificamos con las construcciones de la mente, que piensa que la felicidad es algo que está fuera de nosotros y además en el futuro.

Tomar distancia de nuestro parloteo mental,  acallar su incesante discurso entrenando la atención nos permite conectar con nuestra plenitud, nuestra esencia, con «La dicha de Ser«.

Hoy te invito otra vez a ver un vídeo de Fernando Valero. ¿Podrás dedicarle 8 minutos de atención?

Kabat-Zinn, J. (2005). La práctica de la atención plena. Barcelona: Kairós.

Tienes un email…. Remitente: Tu cuerpo.

Imágenes: Toya Pérez

El cuerpo nos habla en susurros; si no somos conscientes de su mensaje, nos habla más alto; si aún no sabemos entender o no hacemos caso, nos sigue hablando más y más alto hasta que nos da un grito…

Eric Rolf.

¡Y ya estamos en marzo! Es increíble cómo pasan las semanas…  En clase, hemos dedicado el mes de febrero a profundizar en la escucha al cuerpo, al síntoma, a pasar de entenderlo como un acontecimiento inoportuno que debe ser reprimido lo antes posible, a verlo como la forma que tiene el cuerpo de expresarse, de decirnos que quizás algo no anda del todo bien.

La atención juega un papel fundamental.  Si nuestra atención se dirige al problema, a la crisis, se centra en uno mismo y se enreda con la narración que nos contamos acerca del tema, nuestra ansiedad y temor aumentarán, lo que, lejos de favorecernos, nos restará energía y ralentizará la curación.

Si, por el contrario, conectamos con el modo en que experimentamos el síntoma, si dirigimos nuestra atención a nuestras reacciones, sin interpretaciones, sin juicios… Si damos la bienvenida a lo que sea que aflora –ira, rechazo, miedo, desesperación, resignación -, tomando distancia, sin dejarnos arrastrar… estaremos procurando una atención “sabia” a la enfermedad, a los síntomas que están aquí y ahora formando parte de nuestra experiencia.

Prestar atención sabia al síntoma significa dejar de identificarse con él, de reprimirlo, de esconderlo, dejar de “matar al mensajero”, de limitar nuestras posibilidades y, en consecuencia, dejar de alejarnos del aprendizaje y del crecimiento.

La causa de la enfermedad es multifactorial, no vamos a poder intervenir en absolutamente todas sus causas, pero sí podemos aportar mucho con esta escucha al cuerpo, con esta toma de conciencia de los mensajes que nos envía, para tomar las riendas y poner todo lo que esté de nuestra parte, desde la comprensión y el amor. Si tu cuerpo se rompe, ¿dónde vivirás?  A veces nos preocupan más las goteras de la casa, los arreglos del coche, que las averías de nuestro propio cuerpo… ¿Eres consciente de tus «goteras»?  Quizás te estén indicando dónde mirar:

  • ¿En tu alimentación?
  • ¿En el ejercicio físico que haces o dejas de hacer?
  • ¿En tus horas y calidad de sueño?
  • ¿En cómo te tomas las cosas? ¿Vives en la prisa, en el estrés continuo? ¿Buscas una perfección imposible, un control extremo, la seguridad absoluta? ¿Te preocupa en exceso el qué dirán, el futuro? ¿O es el pasado el que te está superando? ¿Te sientes imprescindible? ¿Te atrapan unos barrotes de creencias, dogmas, normas sociales que limitan tu crecimiento? ¿Te quieres?
  • ¿O debes dirigir tu mirada a tu propósito de vida?

La meditación nos ayuda a trabajar con el dolor, con las crisis. No es casualidad que se parezca tanto a medicación. Mindfulness implica el esfuerzo deliberado de observar y aceptar, instante tras instante, el malestar físico y las emociones más encrespadas.

Como nos dice Jon Kabat-Zinn, una actitud mindfulness en la enfermedad sería:

«La disposición de acercarse al dolor, abrirse instante tras instante y aprender de él de un modo amable y compasivo con un mismo. Abrirse a las experiencias desagradables y no queridas con la intención de aprender de ellas»

De acuerdo, no es fácil… requiere práctica… como casi todo…

Para saber más:

Bertherat, T. y Bernstein, C. (1976). El cuerpo tiene sus razones. Madrid: Paidós.

Bizkarra, K. (2005). Cuidarte para curarte. Madrid: Dilema.

Dethlefsen, T. y Rudiger, D. (2009). La enfermedad como camino. Barcelona: Debolsillo.

Kabat-Zinn, J. (2016). Vivir con plenitud las crisis. Barcelona: Kairós.

Maris Maruso, S. (2011). El laboratorio del alma.  Barcelona: Vergara.

Rolf, E. (2015). La medicina del alma. Barcelona: Zenith.

De máscaras y personajes. Llámalo X.

Foto: Toya Pérez

Simplemente, sed conscientes. Sea lo que sea que estáis haciendo… al llevar una máscara, sed conscientes; llevadla a sabiendas. No debería ser algo automático. Osho.

Fin de semana de disfraces, de máscaras, caretas, pelucas y de cambio de identidad.  Por unas horas nos metemos en otro papel, en otro personaje.  Es tiempo de carnaval, de disfrazarse, “es lo que toca”.  Después nos quitaremos la careta y nos quedaremos con otra máscara, la nuestra, la que hemos construido a lo largo de nuestra historia vital, la que hemos formado a base de creencias, de miedos,  esquemas mentales, emocionales…  Ese “yo soy así” en el que nos escudamos y excusamos.

Podemos llamarlo forma de ser, personalidad, ego, falso yo… llámalo X. Nos identificamos con ese personaje construido, nos creemos que somos las múltiples máscaras que ponemos en acción en los distintos escenarios de nuestra vida: el yo juez, el yo salvador, el yo generoso, el yo valiente, el yo víctima, el yo responsable, el yo perfeccionista, el yo capaz o incapaz…

Caretas creadas para agradar, para ser aceptados, para que nos quieran, para tapar nuestros complejos, para dar buena imagen, para alcanzar nuestros deseos… todo según lo que nosotros identificamos como correcto según nuestras normas, vivencias y aprendizajes.

Y cuanto más nos identificamos con el personaje más nos alejamos de nuestro auténtico yo, el yo interior, el yo sabio, el yo de la calma y serenidad, de la intuición, de la felicidad, del amor…  el yo al que deberíamos escuchar y que debería ser nuestro maestro de vida. Llámalo esencia, llámalo alma, espíritu, energía…  llámalo X.

Pero no pensemos que el ego es malo y que hay que hacerlo desaparecer.  El ego tiene su misión, como la tienen nuestros pulmones, dientes o manos.  Se trata simplemente de tomar la distancia adecuada y darnos cuenta de que:

  • Es un instrumento más para nuestra experiencia vital,  que debería estar al servicio de nuestro yo auténtico, -al igual que lo está nuestro cuerpo-, y no al revés.
  • Cuando nos enfadamos, nos frustramos, nos quejamos porque las cosas no son como nos gustaría que fueran, estamos en la mente, en el ego, en ese personaje que cree saber lo que nos conviene.
  • Esta inconsciencia, este vivir identificado con la voz de nuestra cabeza nos impide aceptar aquello que se escapa a nuestro control. Nos hace reaccionar en lugar de responder, nos lleva a enjuiciar, criticar, a escondernos en nuestros miedos, a buscar fuera incansablemente lo que tenemos dentro.  Nos genera sufrimiento.

En la búsqueda del bienestar, la atención a esta identificación nos permitirá salir de ella. La práctica de la meditación es uno de los caminos.

Días de disfraces, de alter egos, de personajes.  Cuando te quites la máscara de carnaval, ¿elegirás ego o esencia? ¿Miedo o amor?

¿Conoces los videos de Fernando Valero? Te invito a descubrirlos… cascos, pantalla completa… y ¡fluye!

El arte de generar posibilidades

La gente olvidará lo que hiciste, olvidará lo que dijiste, pero nunca olvidará cómo le hiciste sentir. Maya Angelou.

Los días 10 y 11 de febrero se han celebrado en el Palacio de Congresos Europa de Vitoria-Gasteiz las II Jornadas de Apego, Resiliencia y Parentalidad positiva, en las que tuve el honor de participar.

Empezamos el viernes 10 con Ritxar Bacete y su P de padre, enseñándonos cómo ejercer la parentalidad provoca transformación a todos los niveles; Iñigo Ochoa de Alda y sus cuentos a medida, que curan a través del narrador, de la vinculación con el niño o la niña a quien van dirigidos, de su amor y confianza; Alberto Rodríguez y su llamada a la creatividad y la autenticidad en la intervención; Marta Nieto y su sensibilidad, su música terapéutica, su conexión con las historias musicales…

La siguiente soy yo… los nervios afloran.  Las mariposas en el estómago no me parecen mariposas, se me asemejan más a un animalito que se aferra con fuerza y me oprime por dentro,  el corazón se acelera, la saliva escasea… un escenario vacío esperando, no hay Power Point de apoyo, no hay mesa donde esconderse … más de 300 personas esperando oírte.  Microfonito tipo Beyoncé en marcha, Marta Elvira increíble dinamizadora del evento me acompaña, no hay vuelta atrás… ¿me acordaré de mi guion? ¿Estaré a la altura? ¿Sabré transmitir el mensaje?  El cerebro ejerce su misión… lanza todo tipo de señales de huida, ¿está en juego la supervivencia? No, pero el cerebro no es infalible, interpreta que sí… Las creencias le ayudan a establecer que hay peligro.

Empiezo…  Voz de la cabeza, mente pensante, piloto automático, ¿somos conscientes? Déficit de atención de padres, ocupados, poco presentes y cuando lo estamos, demasiado sumidos en nuestros pensamientos y preocupaciones… Mindfulness, atención plena, conciencia plena, no es nuevo, pero sí necesario, en un mundo estresado, excesivamente estimulado, volcado en el exterior… la Vida nos pide el regreso, volver la mirada al interior.

Educar, guiar, sacar lo mejor del otro, hacer que brille, que florezca, pero ¿sabemos ser nuestra mejor versión? ¿sabemos ir a ese espacio donde habita la calma y la serenidad? Desde ahí podemos pilotar, podemos tomar las riendas, conectar con nuestra esencia para conectar con la esencia del otro…

Mindfulness es tomar distancia de esa voz continua, pero al mismo tiempo es conexión con lo que somos, es compasión, compasión horizontal, no vertical, comprensión del sufrimiento del otro, deseo de aliviarlo, es humanidad compartida.  Es despertar, es salir del «día de la marmota», es estar atentos, lúcidos, para elegir entre el infinito abanico de oportunidades que la Vida nos presenta cada instante.

Conocer la fórmula del agua no quita la sed,  mindfulness no es teoría, es vivencia… Nos metemos unos minutos para dentro, para convertirnos en observadores de la cháchara mental. Ya no hay nervios, la saliva ha regresado, el cerebro ha entendido que no hay peligro y todo fluye.

Las jornadas continúan el sábado 11 con tres auténticas joyas:

  • Rosa María Fernández. Doctora en Biología, y doctora en Maternidad de adopción. Autora de «Entre hipocampos y neurogénesis», profesora de universidad y de maestros con incapacidad para conectar con la biología del abandono.
  • María José Rodrigo.  Catedrática de Psicología Evolutiva nos instruye sobre diversidad familiar, parentalidad en riesgo, factores de protección, preservación familiar, resiliencia familiar.
  • Rafa Benito. Psiquiatra. Clase magistral sobre el cerebro y resiliencia, no todo está en los genes. SE PUEDE.

Biraka: Iñigo, Sagra, Sergio… Ruth, Gemma, Patricia… GRACIAS, por la oportunidad, por abrirnos a estos estos maravillosos profesionales, por vuestro buen hacer, por las ganas de seguir fomentando los buenos tratos. ¡Chapeau!

¿Qué ha sido de tus propósitos de año nuevo?

Cada uno ha de averiguar constantemente si avanza a estados más felices o no. Si es así, uno se encuentra en el camino correcto. Osho.

5 de febrero de 2017. Dejamos atrás el mes de enero. Mes de los propósitos, de los comienzos, de los finales. En clase hemos trabajado la toma de conciencia de nuestra Salud, con mayúsculas, desde un enfoque biopsicosocial, no solo desde la ausencia de enfermedad. Hemos revisado nuestras conductas de riesgo, aquellas que nos alejan de este estado de bienestar: tabaco, mala alimentación, alcohol, sedentarismo, estrés, aislamiento social, desequilibrio emocional… Nos hemos planteado preguntas como: ¿Quiero cambiarlas?  ¿Sé lo que tengo que hacer para cambiarlas? Porque la teoría parecemos saberla, pero ¿por qué nos cuesta tanto llevarla a la práctica de manera duradera?

Mucha de la culpa parece que se la atribuimos a la fuerza de voluntad.  Encasillamos a las personas en las que tienen o las que no tienen y normalmente todo resulta más fácil si estás en el primer grupo, teniendo la excusa perfecta para no cumplir con los objetivos marcados si te encuentras en el segundo.  ¿Vas a pedir en tu próxima analítica, junto al colesterol o glucosa, el índice de fuerza de voluntad para saber en qué grupo te encuentras? ¿O prefieres pensar, como Nietzsche, que quien tiene un porqué encontrará un cómo? ¿Que el secreto viene por encontrar la motivación, escalar los objetivos, organizarse, valorar las consecuencias y trabajar para ubicarse en el estado de ánimo adecuado?

La tendencia a procastinar, a postegar, a dejar para mañana, parece estar presente también a la hora de no cumplir nuestros eternos propósitos, esos que no tienen fecha de entrega: ver más a tu familia, hacer ejercicio, dejar el tabaco, comer mejor, aprender un idioma, ese proyecto de tus sueños…  Tim Urban cuenta con mucha gracia en esta charla TED cómo actúa la mente de un procastinador profesional:

La vida es muy corta y hay mucho que aprender; aquellas personas que no dejan de postergar, nunca dejan de perderse cosas. La postergación se convierte en un hábito. Y lo que llega siempre es el hoy, el mañana jamás llega. De modo que podéis seguir postergando hasta el infinito.  (Osho, meditación 42 de su libro 365 Meditaciones para el Aquí y Ahora).

El mindfulness o atención plena nos ayuda a tomar conciencia de estas conductas, de las emociones asociadas, de los pensamientos que hay detrás, de las excusas.  Nos permite separarnos de ese ego que nos juzga, nos distrae, nos etiqueta como capaz o incapaz y en última instancia nos limita. Su práctica continuada nos ayuda:

  • A dejar de identificarnos con la voz de nuestra cabeza
  • A darnos cuenta de que nuestras insatisfacciones, victimismos, adicciones, malestares, en resumen, nuestros síntomas, vienen a hablarnos, a mostrarnos el camino hacia nuestra Vida mejor.
  • A tomar las riendas para conquistar nuestro bienestar, nuestra felicidad.

¿Te parece que es difícil o que no tienes tiempo? Puedes empezar dedicándole un minuto:

 

Para saber más:

¿Cuestión de voluntad? Patricia Ramírez

Mindfulness mantiene a la gente alejada del hospital. John Kabat-Zinn.

¿Más leña al fuego?

Foto Toya Pérez

Foto Toya Pérez

Apártate del objeto de tu ira y contempla primero la ira misma. Esto es un poco como observar un fuego pero no seguir alimentándolo con leña. Mathieu Ricard

Han sido muchos años dando poder a la razón, nos parecía símbolo de evolución y cultura. Tantos, que nuestra capacidad de sentir parecía anestesiada… Llegó la inteligencia emocional, empezamos a acordarnos de Pascal, «el corazón tiene razones que la razón no entiende», o como nos dice ahora Roberto Aguado «la emoción decide y la razón justifica»… Nuestras emociones nos hablan, nos dicen dónde hay que mirar, nos ayudan a escuchar a la Vida, al cuerpo y en base a ellas podemos pensar, sentir y actuar en una dirección u otra.

¿Pero sabemos prestarles atención? Es difícil cuando estamos demasiado en la cabeza. La cháchara mental nos acompaña en todo lo que hacemos, nos lleva hacia el terreno de lo conocido, y de este modo todo discurre bajo la influencia de creencias, esquemas mentales, patrones de conducta más o menos elegidos, -más bien menos-, y los mensajes de nuestro sentir pasan desapercibidos. Observar la emoción nos permite:

  • Entender desde dónde actuamos en nuestro día a día
  • Tomar conciencia de si nos hemos quedado atrapados en una emocionalidad que nos limita
  • Decidir si queremos seguir apegados a ella o dejarla ir si ya no tiene sentido

Nuestro sentir nos da claves para nuestro proceso evolutivo: ¿Cómo te sientes? ¿Tras un arrebato de ira? ¿Tras una mala contestación al otro? No es agradable, ¿verdad? ¿Eres capaz de ver en ti el resentimiento, la envidia, el asco? ¿Puedes llegar a ver si detrás está el miedo? ¿Hay tristeza atrapada en ti? ¿Culpa? ¿Entiendes el mensaje de la emoción? Puede ser una invitación a la acción, a la huida, al rechazo, a la introspección, al cambio…

Tal y como nos dice Vicente Simón, mindfulness nos ayuda a la toma de conciencia de la emoción, permitiendo:

  • Sentir la emoción en el cuerpo
  • Darle nombre
  • Aceptarla y explorarla
  • Distanciarnos de ella

Hoy te invito a que escuches este tema de Ricardo Andrés Tomás sintiendo, tomando conciencia de lo que se mueve en ti, observándolo, dándote cuenta de que no eres los pensamientos, ni las sensaciones y emociones que puedan aparecer, percibiendo que puedes observar el instante y sobre todo… vivirlo.

¿Quieres dejar de echar leña a los fuegos de tu vida? Practica mindfulness

Emocionarse con Roberto Aguado

¿Quién es Vicente Simón?

Meditaciones Vicente Simón para ir practicando

 

¡Presente!

Foto: NickSweet

El regalo más precioso que podemos ofrecer a los demás es nuestra presencia. Cuando la atención plena abraza a nuestros seres queridos florecen como árboles en primavera. Thich Nhat Hanh.

12 de diciembre de 2016. ¿Recuerdas cuando ibas a clase y pasaban lista?: Fulanito De Tal:  ¡Presente!  Con esta sencilla palabra avisábamos de que estábamos ahí, al menos en cuerpo.  La mente quizás estaba en el patio, en la movidilla que habías tenido con tu amiga, o la discusión con tu madre por la hora de llegada de esa fiesta del fin de semana.

El modo defecto de la mente es el divagar, el salto de mata, la ensoñación y distracción. Ese pensar puede derivarse en una emoción, y esa emoción provocar más pensamiento, retroalimentándose y llevándonos a actuar de una manera u otra.  Si el pensamiento se sucede de manera más insconciente que consciente, sujeto a nuestro viejo sistema de creencias,  nuestro comportamiento también podrá ejecutarse de manera incontrolada, y echaremos mano del “yo soy así” para justificarlo.

Otras veces es la emoción la que aparece primero y el viaje de nuestro sistema límbico a la corteza cerebral es rápido, hay autopistas multicarril para ello. En cambio el viaje de vuelta es más complejo. Seguimos con la carretera nacional que no se podía adelantar, ni correr mucho, de ahí que resulte difícil cambiar una emoción desde la razón.  Ya nos lo explicó Daniel Kanheman en “Pensar rápido, pensar despacio”.

Mindfulness nos ayuda en la vivencia de la emoción:

  • A dejarla venir, ser y comunicarse con nosotros.
  • A sentirla, escucharla y relacionarnos con ella.
  • A dejarla ir cuando su misión haya terminado.

Pero si te sumerges en estas emociones, permitiéndote a ti mismo tirarte de cabeza a ellas, hasta el final, por encima de tu cabeza incluso, las vives de una manera plena y completa… Reconozco esa emoción. Ahora necesito desligarme de esa emoción por un momento. Mitch Albom  en «Martes con mi viejo profesor”.

¿Con quién te duchas cada mañana?

Imagen: Tookapic

La Atención es la moneda más valiosa que tengo para pagar mi libertad interior.  George Gurdjieff

7 de noviembre de 2016. Un mes más tarde la teoría parece que nos la sabemos. Empezamos a entender cómo Mindfulness puede ayudarnos, pero en la práctica nos damos cuenta que divagamos continuamente y eso nos produce cierta desazón.  Perfecto. Darse cuenta de las distracciones es la forma de entrenar. Felicítate por ello y pon la atención en la respiración para volver al aquí y ahora.

Hemos entendido cómo pensamos y sus consecuencias, nos hemos dado cuenta de las gafas con las que cada uno vemos el mundo, y cómo nos fusionamos con esta forma de ver la vida, perdiendo la perspectiva de que no somos esas gafas.

Hemos practicado de manera formal, sentados, trabajando nuestra atención convirtiéndonos en observadores de nuestros procesos mentales, sensoriales y emocionales. Pero también tratamos de llevarlo a nuestra vida, que es de lo que se trata al fin y al cabo.

La ducha matinal nos invita a practicar: sintiendo el contacto del agua caliente, el ruido del agua al caer, el olor del jabón, el vaho que invade el baño, sintiéndolo y saboreándolo. No hace falta que la ducha dure más tiempo, solo que el tiempo que dure estés ahí y no en la reunión, en el supermercado, en el patio del colegio o en la última discusión con esa persona que parece sacarte de quicio continuamente.

Tú decides donde quieres estar.

Bienestar ¿sí o no?

Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio reside nuestra libertad y nuestra capacidad de escoger una respuesta. Y en nuestra respuesta reside nuestro crecimiento y nuestra felicidad. Viktor Frankl.

3 de octubre de 2016.  Comienzo un nuevo curso con un nuevo grupo: “Mindfulness para la conquista del bienestar”.  Bienestar… suena bien ¿Verdad?  ¿No lo queremos todos? ¿Y por qué nos empeñamos en estresarnos, en ir corriendo a todo, en sufrir, en tener miedo al futuro, en quedarnos atrapados en el pasado?

Es que … son tiempos difíciles, el trabajo es precario, el mundo está en guerra, el gobierno no me gusta, mi empresa no está bien, mi jefe me hace la vida imposible, mi pareja no me quiere, mi hijo está rebelde… si cambiara todo esto entonces yo estaría bien. ¿Seguro?  Echar la culpa a lo que ocurre nos proporciona una justificación sencilla para estar atrapados en un estado de ánimo determinado.  Pero no nos engañemos… nosotros mismos nos damos cuenta que a veces no basta con que nuestras circunstancias mejoren para que nosotros lo hagamos.

¿Qué hacer entonces? Es hora de mirar hacia adentro.  El Universo es infinito, el futuro incierto… nuestra energía limitada y desgastarnos en mirar fuera no nos provoca más que angustia y sufrimiento. La clave la tenemos todos y cada uno de nosotros.  Pero está enterrada entre viejas creencias, hábitos y formas de pensar-sentir-actuar que nos dominan y guían sin que tengamos consciencia de ello.  Con la práctica del Mindfulness o Atención-Conciencia plena trataremos de acceder a esa clave.

La atención plena nos ayuda a darnos cuenta de lo que ocurre en cada momento. Nos permite tomar conciencia de manera intencionada de los pensamientos que me visitan, de su velocidad, veracidad… ¿son pasado? ¿son futuro? Nos invita a darnos cuenta de las sensaciones y emociones que nos invaden y a veces arrastran… Mindfulness nos da espacio, nos permite cambiar reacción por respuesta, nos acompaña en el viaje del autoconocimiento y nos ayuda a reconectarnos con nosotros mismos.

¿No parece tan difícil de entender verdad? Es simple, pero no es fácil llevarlo a la vida.  Solo requiere práctica. Aquí y ahora.  ¿Te animas?

Información: Ipace Psicología Aplicada

Despegamos

Photo by: Bennett Edwards
Aprender a Ser. La felicidad estriba simplemente en Ser. Chade-Meng Tan.

Hola. Soy Emma. Curiosa, apasionada, entusiasta, introvertida sociable, en continua búsqueda de porqués y para-qués. Tras muchos años de lectura, estudio, aprendizaje, … de viaje, -viaje del que sigo disfrutando con toda mi alma-,  me dispongo a dejar salir, a mostrar, a compartir, todo aquello que me ha ayudado a despertar,  a cruzar esas líneas que marcan nuestras creencias, miedos, esquemas mentales o cableado neuronal que limita y nos impide Ser.

No te creas lo que escribo, no aumentes tu sistema de creencias, se trata precisamente de lo contrario, de deshilachar la madeja, de ir al fondo del asunto. Quédate solo con lo que te resuene y te sirva para tu viaje. Quédate con lo que sientas que puede ser para ti y para tu momento. Así de sencillo.

Escúchate y siente.