“He cuidado atentamente de no burlarme de las acciones humanas, no deplorarlas, ni detestarlas, sino entenderlas” Baruch Spinoza
Hace ya bastante tiempo que tenía en mente ir hacia mi pelo natural, es decir, dejarme las canas que por genética y edad me tocan. El punto de inflexión fue junio del año pasado, al compartir habitación y diez días de riguroso silencio con un maravilloso grupo de mujeres, muchas de ellas con canas. Mi mirada hacia el pelo blanco mutó en esos días de contemplación. De verlas como un desconchón a pintar cuanto antes, a verlas bellas. Así que entre las muchas cosas que se despertaron esos días, surgió la decisión, intrascendente en apariencia, pero vistas las reacciones que suscitó igual no tanto.
Así, cuando de vuelta a la rutina tras el retiro comentaba mi “intención” entre mi círculo de amigos/familia, recibía frases que -medio en broma, medio en serio- sugerían desechar la idea:
- Ni se te ocurra, todavía es pronto
- Te vas a echar 10 años encima
- Vas a parecer una dejada
- Hay que cuidarse
- Entonces tendrás que llevar el pelo muy corto
- Si haces eso, no digas que eres de mi edad
Lo curioso es que a veces estos comentarios venían de hombres con canas y si les preguntabas el porqué ellos no se teñían, la respuesta era unánime: “los hombres es distinto”. Es verdad. A los señores de cierta edad con canas solo se les critica si se tiñen.
Entonces, ¿qué hay detrás de estos comentarios “bienintencionados”?
En primer lugar, un buen puñadito de creencias:
- En particular, sobre lo que un hombre o una mujer es “correcto” que hagan o dejen de hacer, y en general, sobre lo que está aceptado socialmente como apropiado en este instante de la historia.
- Sobre la necesidad de no mostrar aquellos signos que puedan dar pistas sobre la edad cronológica. Lo «antiedad» vende.
- Sobre que “cuidarse” muchas veces tiene más que ver con la apariencia externa que con el interior y en consecuencia, sobre el valor que se da a la imagen y al qué dirán.
En segundo lugar, un miedo atroz a envejecer y seguramente, si escarbamos un poquito más, a la muerte.
Las creencias, nuestro mapa mental, dominan nuestra vida. No solemos ser muy conscientes, pero como dice el dicho: “cuando Juan habla de Pedro, dice más de Juan que de Pedro”. Cada juicio que hacemos habla de nuestra personalidad construida, de ese personaje o ego, de la máscara con la que salimos al mundo. Si estamos en la inconsciencia, en la identificación absoluta con el personaje, podemos tomarnos una creencia que no esté en nuestra base de datos como una afrenta personal, como un fallo del sistema que debe subsanarse cuanto antes y borrarse de esas bases de datos que nos intentan decir otra cosa.
Y saliendo del banal ejemplo de las canas llevémoslo a la vida. Cada vez que alguien exprese una opinión que no coincide con las de tu base de datos o seas tú el que emitas un juicio ante algo que tú no harías, observa tu sentir, párate un momento y respira conscientemente. A veces un instante es suficiente para darnos cuenta de que detrás de esa opinión están nuestras creencias, deberías, exigencias, miedos, conflictos y sufrimiento no resueltos. A menudo desconocemos lo qué hay detrás de nuestros temas y mucho más lo que hay más allá de opiniones, emociones o acciones/reacciones ajenas, pero ese juicio que lanzamos habla del software que tenemos instalado, de las gafas con las que vemos el mundo.
Alumbrar nuestro miedo, nuestra vulnerabilidad, reconocerlos y aceptarlos, nos ayudará a atravesarlos y a conectar con nuestra fortaleza interior. En ese momento actuaremos libres, en conexión con nuestro Ser, desde nuestra impertubable paz interior. Ser capaz de entender el miedo y el sufrimiento del otro nos permitirá dejar de ver ofensas hacia nuestra base de datos y salir al mundo desde el amor que somos. Y quizás, solo quizás, si nos abrimos a lo nuevo, si relajamos nuestra mirada, podemos soltar algunas de esas creencias que nos limitan y aligerar nuestra maleta mental para seguir hacia adelante en el viaje de la vida.
Te dejo un par de imágenes de mi look actual :-)… Y echa un vistazo a otros looks canosos aquí ¿Qué te sugieren?
Imágenes: Sara Jmz. de Aberásturi